Yo soy la vid verdadera

Hoy estaremos meditando en la última de las siete declaraciones «YO SOY» de Jesús. Ora antes de iniciar la lectura del capítulo 15, versículos 1-17 del evangelio de Juan.

Verso para memorizar:

«Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de Mí nada pueden hacer» (Juan 15:5).

Las Escrituras describen con detalle la última cena que Jesús tuvo con sus discípulos. Fue un momento triste y consolador. Triste, porque Cristo les explicó que ya no estaría físicamente con ellos. Consolador, porque recibieron la promesa del Espíritu Santo, quien estaría con ellos para siempre (Juan 14:16).

Después de la cena, Jesús caminó con sus discípulos hasta el huerto de los olivos. En el trayecto, Él dijo: «Yo soy la vid verdadera, y Mi Padre es el viñador» (Juan 15:1). Es probable que los discípulos comprendieran la metáfora, porque el pueblo de Israel es comparado en el Antiguo Testamento con una vid que fue plantada y cuidada por Dios. Pero, en vez de dar frutos buenos, produjo frutos agrios. Israel es la vid falsa (Sal. 80:7-11). En cambio, Jesús es la Vid verdadera que da buen fruto para la gloria del Padre.

Jesucristo hizo lo que Israel no pudo. Él obedeció a Dios en todo. Los creyentes verdaderos son las ramas que permanecen unidas a la Vid. Sin Cristo no podrían vivir ni dar buen fruto. Por eso, Jesús dijo: «separados de Mí nada pueden hacer» (v.5)

El Viñador (Dios) se encarga de podar las ramas fructíferas para que den más fruto y, las ramas que en apariencia están unidas a la Vid, las cortará y quemará (v. 2-3). Estas son las personas que profesan ser cristianas, pero viven en desobediencia voluntaria a Cristo. Judas es un claro ejemplo, porque estaba asociado con Jesús, más no unido a Él. 

Aquel que ha anclado su confianza únicamente en Jesús es un creyente verdadero que será podado, pero jamás será cortado de la Vid. Éste permanece y da fruto bueno para la gloria de Dios.

Reflexiona:

¿Has puesto tu fe sólo en Cristo para salvación? ¿Tu vida produce el fruto del Espíritu Santo? ¿Si has experimentado la poda en tu vida qué tipo de fruto has dado como resultado? Enumera algunas maneras de permanecer en Cristo.

Ora:

«Padre, gracias porque me has dado la fe para creer en Cristo. Ayúdame a permanecer en Él y dar mucho fruto para Tu gloria. Fortaléceme en los tiempos de poda para que Tu gozo siempre permanezca en mí. Te lo ruego en el nombre de Jesús. Amén».

 

 

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