Yo Soy la Puerta

Por Liliana de Benítez

Hoy meditaremos en la tercera de las siete declaraciones «YO SOY» de Jesús. Ora antes de iniciar la lectura de los capítulos 9 y 10 del evangelio de Juan.

Verso para memorizar:

«Yo soy la puerta; si alguno entra por Mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto» (Jn. 10:9).

Para comprender estas palabras en su contexto debemos observar que justo después de que Jesús dijera: «Yo soy la luz del mundo», sanó a un ciego de nacimiento (Jn. 9). Este milagro simboliza la ceguera espiritual con la que nacemos los seres humanos; Cristo demostró que Él es quien alumbra los ojos de los ciegos físicos y espirituales, y los traslada de las tinieblas a la Luz (Jn. 1:5).

Es interesante notar que los fariseos (líderes y maestros de Israel) no alabaron a Dios por el milagro, sino que se opusieron a Cristo, insultaron al hombre que recibió la vista y lo expulsaron de la sinagoga como una advertencia para aquellos que estuviera considerando seguir a Jesús (Jn. 9:13-34). Por eso, Jesús los amonestó usando la metáfora de la puerta: «En verdad les digo, que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador. Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas. A este le abre el portero, y las ovejas oyen su voz; llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. Pero a un desconocido no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños» (Jn.10:1-5).

Esta metáfora puede parecer vaga en nuestro contexto moderno, pero las personas que oyeron a Jesús tampoco comprendieron lo que quiso decir, porque vivían en tinieblas. «Entonces [Él] les dijo de nuevo: «En verdad les digo: Yo soy la puerta de las ovejas» (Jn. 10:7). 

En el antiguo Israel, los pastores iban adelante de sus rebaños guiándolos por el camino. Las ovejas conocían la voz de su pastor y lo seguían hacia verdes pastizales y claros manantiales. Al caer la tarde, el pastor las llevaba a un redil que tenía una sola puerta. Jesús usa esta imagen para enseñar que Él es la única Puerta de salvación espiritual por donde entran y salen Sus ovejas (los creyentes). Ellas reconocen Su voz cuando Él las llama, pero huyen de la voz de los extraños.

En este mundo bullicioso hay numerosas voces que intentan desviarnos de Cristo. Esas voces nos seducen con mentiras y medias verdades; nos invitan a entrar por la puerta ancha, a ganarnos el cielo con buenas obras, a buscar la felicidad en las cosas vanas que ofrece el mundo: dinero, estatus, aprobación, fama… Son las voces de pastores y líderes religiosos que predican un evangelio fraudulento que pretende menoscabar la Verdad. Por eso necesitamos pasar tiempo con nuestro Buen Pastor. La única manera que conozco de hacerlo es oyendo, leyendo y meditando en Su Palabra; solo así podremos huir de la voz de los extraños y permanecer resguardados en Su redil para siempre.   

Reflexiona:

Pregúntate si Dios te conoce y si conoces a Dios, por medio de Su Hijo Jesús, la única Puerta que Él ha provisto para salvación y vida eterna. Piensa en algunos pasos prácticos que puedes dar esta semana para aplicar este pasaje a tu vida.

Ora:

Amado Padre celestial, gracias por darme a Cristo. Ayúdame a recordar que soy una débil oveja que necesita la guía y protección del Buen Pastor. Condúceme a los pastizales de Tu Palabra y enséñame a reconocer Tu voz entre las numerosas voces que pretenden engañarme y apartarme de Ti. Pastoréame y llévame en Tus brazos para siempre. Te lo ruego por los méritos de Jesús. Amén.

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